Motivos para rediseñar
Las razonas para rediseñar, ya sea una marca, un envase o una publicación periódica pueden ser diversas. En muchos casos se plantea la necesidad del rediseño en una situación de crisis, de pérdida de mercado, de lectores, de influencia y se espera que una remodelación pueda resolver el problema empresarial. El caso de la prensa diaria ha sido un buen ejemplo en los últimos años.
También se plantea un rediseño ante la amenaza de una crisis más amplia, no tanto de pérdida de influencia de un medio en particular, como del medio, en general. Este es el caso de lo que está sucediendo con muchos periódicos ya asentados que se ven amenazados por la pérdida de lectores y de anunciantes que cada vez ven más atractivo Internet como soporte.
Pero en realidad, no sólo los periódicos –por estar en una etapa de cambios y transformaciones- se ven obligados a cambiar su presentación, su aspecto... Es un proceso que viven también las empresas que van buscando nuevas formas de comunicación y de identificarse en un mundo en que la uniformización se extiende.
El cambio puede estar motivado por diversas razones:
El cambio puede estar motivado por diversas razones:
- Empresas cuyos clientes envejecen y van perdiendo contacto con nuevas generaciones
- Cuyos productos o servicios ya no se distinguen de los de sus competidores.
- Cuyos productos simplemente van quedando obsoletos
- Han diversificado hacia nuevos productos o nuevas actividades que no se relacionan con su imagen en el mercado
- Necesitan reposicionarse para acceder a nuevos públicos
- Su imagen se ha quedado “vieja”
- Han pasado por una crisis y necesitan volver a situarse en el mercado
- Han cambiado sus propietarios o una buena parte de sus accionistas
- Su diseño inicial fue improvisado o poco profesional.
Cinco categorías genéricas que se corresponderían con situaciones o razones que propician la decisión de rediseñar una imagen:
Además de las consideraciones habituales del mercado y la estética, es preciso recordar que el cliente y el diseñador deben tener presentes las posibles consecuencias emocionales.
- Reubicar una imagen que necesite reubicarse generalmente no representa a una empresa que luche por sobrevivir. Por el contrario, la empresa busca formas de mejorar todavía más su posición comercial con ligeros y hábiles ajustes.
- Modernizar en un momento u otro, toda empresa se encuentra en la necesidad de una imagen más actual ni no quiere perder terreno respecto a la competencia. Un aspecto más nuevo, un diseño más práctico, una estética que llegue a los clientes: todo esto sería el resultado de un diseño modernizado.
- Gestionar el cambio tanto si la empresa percibe el cambio como bueno o como malo, el cambio de todos modos vendrá. Si la imagen de la empresa no se acompasa al cambio empresarial, se volverá cada vez más irrelevante.
- Promover el crecimiento puede que una empresa esté pasando del estadio de unos inicios precarios al nivel de competidor con aspiraciones o tal vez una gran empresa requiera una presencia todavía mayor. Promover el crecimiento a través de una nueva imagen sería una acción enérgica y táctica. En cada diseño nuevo o modificado debería haber un deseo de cambio, el reconocimiento de que las cosas podrían ser mejores. Pero cuanto mayor es la empresa más difícil se hace esto porque las líneas de comunicación y las implicaciones del cambio son más complejas.
- Volver a empezar. A veces una imagen antigua no puede o no debe ser salvaguardada. Volver a empezar con una imagen completamente nueva sería la opción más inteligente.
Además de las consideraciones habituales del mercado y la estética, es preciso recordar que el cliente y el diseñador deben tener presentes las posibles consecuencias emocionales.
¿Tiene la identidad antigua valores que deben ser preservados?
¿Serán reticentes los empleados y los clientes del cliente?
¿Se pondrán a la defensiva cuando se les presente algo nuevo?
¿Cuánto riesgo está dispuesto a aceptar el cliente?