Revista Aena Arte: 20 años de diseño

Texto publicado en el último número de la revista Aena Arte, de invierno de 2015. En él explico algunos aspectos sobre cómo diseñar y maquetar una revista como esta, actividad que he realizado durante las dos últimas décadas.

 

Han transcurrido veinte años desde la publicación del primer número de la revista Aena Arte. Durante este recorrido, nos hemos ocupado de dar forma y de presentar sus contenidos, de trasladar a cada página textos, fotos, ilustraciones… en un meticuloso proceso de diseño y de producción.

Diseñar una revista como ésta y diagramarla página a página, portada a portada, requiere un esfuerzo añadido de humildad y de empatía. Humildad, para intentar seguir fielmente ese sabio consejo: el buen diseño es aquel que no se nota, pero cumple las funciones que se le ha encomendado. Empatía, con los lectores y “hojeadores”, para hacerles más fácil y agradable su inmersión en la publicación, especialmente en sus textos, permitiendo distintos niveles de lectura y de acceso a la información.

A lo largo de miles de páginas hemos tratado de que cada número y cada artículo fueran reconocidos por los lectores, con la ayuda de un orden y de una coherencia establecida, pero también de que tuviera la suficiente variedad y capacidad de sorpresa, imprescindibles para no caer en la monotonía.

La tipografía, la maqueta, el color o la edición fotográfica se han encargado de cumplir con sus funciones, que al referimos al diseño editorial, serían básicamente: ordenar y jerarquizar la información, identificar la publicación mediante signos gráficos, orientar y señalizar. Y, por supuesto, utilizar también recursos expresivos para atraer al lector. 

Rotis: Una familia moderna y numerosa

Una única familia, aunque muy numerosa, nos ha acompañado durante estas dos décadas: la familia Rotis. Creada por Otl Aicher a mediados de los años ochenta del pasado siglo XX, es una de las tipografías llamadas “seriales”, es decir, que dispone de variaciones, no solamente en cuanto a su grosor (fina, normal, seminegra, negra) o a su inclinación (redonda o itálica), sino también en cuanto a la propia anatomía de la letra. 

Muestra de las variaciones de la familia tipográfica Rotis, diseñada por Otl Aicher.

Con este proyecto tipográfico, el diseñador alemán aspiraba, según sus propias palabras, a “superar el conflicto permanente entre dos culturas gráficas distintas, intentando llegar a conseguir un tipo tan legible como la romana y tan sencillo como la grotesca”.

En su texto Una nueva tipografía, incluido en el libro El mundo como proyecto (Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1994), Aicher, mostrando su funcionalismo radical escribía: “necesitamos un lenguaje más inteligible sin la paja, sin formalismos estéticos vacuos. Y se requiere una nueva tipografía ajustada a ello, que no renuncie, sin embargo, a toda existencia estética, como ocurre a menudo en nuestra civilización computerizada”.

La fuente Rotis cuenta con una versión “serifa” o con remate, de inspiración romana clásica, tradicionalmente considerada más apropiada para la lectura continuada, y con una versión sans-serif, de tipo lineal o palo seco, inspirada en el movimiento moderno del siglo XX, más funcional y desprovista de ornamentos. Además de estas dos opciones -Rotis serif y Rotis sans- opuestas y complementarias, que nos sirven para crear contraste, Aicher incorporó dos versiones intermedias, fruto de la combinación de rasgos de ambas: Rotis semisans y Rotis semiserif.

Junto a estas dos variaciones híbridas, no muy adecuadas para la lectura de bloques de texto, que empleó Ives Zimmermann para diseñar el logotipo y la identidad visual básica de la Fundación Aena, también se incorporó a la paleta de colores habituales de la revista, el verde y el azul de los símbolos corporativos tanto de Aena como de su Fundación. 

Doble página de contenidos de la revista Aena Arte.

 

Contenidos y tratamientos diversos

Aena Arte, con varias temáticas distintas, como son la arquitectura aeroportuaria, la aeronáutica y su historia, y el arte contemporáneo, ha acogido en sus páginas contenidos muy variados, con enfoques diferentes, como reportajes estrictamente periodísticos, entrevistas en profundidad, trabajos más académicos, crítica, o incluso relatos literarios.

Esta diversidad en las temáticas y en su tratamiento requería de una estructura claramente reconocible por el lector, pero que permitiera una cierta variedad de opciones a la maqueta o retícula para así poder utilizar, según los casos, diferentes anchos y número de columnas. La flexibilidad que se requería para diagramar las distintas páginas de la revista, manteniendo siempre una clara identidad y coherencia visual, ha sido un reto, discreto pero estimulante.

Al contemplar, perfectamente ordenados todos los números de Aena Arte editados a lo largo de estos veinte años, se hace inevitable pensar en las grandes transformaciones ocurridas en este cambio de siglo: el salto imparable de lo analógico hacia lo digital, el paso progresivo, tal vez inevitable, del papel impreso a las pantallas de los ordenadores y de los dispositivos móviles, o las mutaciones que se están produciendo en la forma de leer y de acceder a la información. 
 

Diseño líquido

Ese diseño para ser impreso, que nació con Gutemberg, con la tipografía, con sus normas, sus familias clásicas y su inquebrantable legibilidad; del color pigmento y de sus infinitas combinaciones a partir de las cuatro planchas, cyan, amarillo, magenta y negro, ahora se va transformando forzado por la tecnología, por los nuevos soportes y por los nuevos lectores que han pasado a llamarse usuarios. Ese diseño, como los tiempos, también se va haciendo líquido.

Aena Arte, como otras revistas, fue pensada inicialmente para ser vista y leída con calma y detenimiento, para ser guardada, coleccionada, consultada… pero no en la nube; aunque, por qué no, también podría tener una segunda oportunidad almacenada en el ciberespacio.

Rodrigo L. Alonso es diseñador periodista y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid.