La vanguardia constructiva y gráfica de Joaquín Torres-García
La fascinación por las vanguardias de las primeras décadas del siglo XX y sus expresiones gráficas continúa. Joaquín Torres-García (1874-1949) fue un artista plástico que vivió esa época de ebullición creativa y rompedora. Recientemente hemos podido contemplar retrospectivas en Madrid y en Málaga. Su obra me resulta atractiva por múltiples razones.
Torres-García llegó a Barcelona desde su Uruguay natal con 17 años de edad. Allí tomó contacto con las corrientes artísticas de la época y realizó sus primeros trabajos.
Más tarde se trasladó a Nueva York, fascinado por la vitalidad de la gran metrópoli, donde trabajó como diseñador (juguetes Aladdin Toys) y realizó cuadros y collages donde mostraba la vida de la ciudad, los nuevos reclamos publicitarios y la velocidad de la vida moderna. También vivió en Paris y en Madrid.
Ya en los años treinta regresaría a Montevideo, como refugio, alejado de una Europa que en 1934 ya sufría la Gran Depresión, la presencia de los totalitarismos y la posterior tragedia de la Guerra Mundial.
Un moderno
Fue un moderno en estado puro, ávido por sumergirse en cada vanguardia, en cada escuela, en cada movimiento nuevo, aunque sin dogmas ni seguidismos ciegos. Estuvo en el embrión del vibracionismo, una especie de versión hispana del futurismo, con ingredientes del cubismo, junto a Rafael Barradas y el ceramista Llorens Artigas.Durante los años veinte se percibe en Torres.García una clara influencia de los constructivistas, que se puede apreciar en obras como Pintura Constructiva, un óleo sobre lienzo de 1928; o su Grafismo constructivo, de 1931, donde despliega todo su repertorio visual: retículas, figuras básicas a modo de pictogramas, letras… y la presencia de grafismos y formas emparentadas con las culturas primitivas.
Pero Torres-García reinterpretó a su gusto esas vanguardias, en muchos aspectos dogmáticas y cerradas en sí mismas, hasta superar las contradicciones entre arte abstracto y arte figurativo, cuestión que él denominaba "lo abstracto y lo concreto", hasta llegar a modificar ese arte constructivo en un universalismo constructivo.