El lenguaje gráfico de la psicodelia

O cómo traducir en imágenes las alucinaciones caleidoscópicas de la contracultura.



Psicodelia. Foto polarizada y posterizada. Rodrigo L. Alonso.


La psicodelia fue un movimiento artístico, alternativo y contracultural, nacido en la Costa Oeste de los Estados Unidos durante la segunda mitad de los años 60´ del pasado siglo XX.

Este movimiento estaba estrechamente vinculado a la música rock y a los estilos de vida hippies de la época. Se manifestaba básicamente –además de la moda y las indumentarias de sus seguidores– en el diseño gráfico de los discos y los posters anunciadores de los conciertos de los diversos grupos.

Lo psicodélico tenía también una conexión directa con representaciones visuales caleidoscópicas, influidas por las drogas alucinógenas, como el LSD, o ácido lisérgico, que perseguían traspasar las “puertas de la percepción” descritas por Adoux Huxley así como por las filosofías y místicas orientales.


Portada LSD del Dr. Thimothy Leary

Gráfica psicodélica


El estilo gráfico propio de la psicodelia es fácilmente reconocible. Básicamente trataba de plasmar y representar cómo debía ser ese estado y esa música que iba a transformar la percepción, a distorsionar, a recrear sensaciones nuevas y alucinógenas.

Las imágenes se distorsionaban hasta hacerlas irreconocibles, al igual que las tipografías, cuyas letras se basaban, en muchos casos, en las formas retorcidas y ornamentadas del Art Nouveau, a veces realmente difíciles de leer e interpretar.

También los colores se utilizaban de una forma totalmente opuesta a las convenciones funcionalistas y a la lógica de la rueda cromática, basadas en las combinaciones basadas en la armonía y el contraste.

Los autores de estos diseños iniciales, como Victor Moscoso, Wes Wilson o Peter Max, se inspiraban también en tendencias artísticas emergentes en aquel momento como el Op Art (Optical Art), el Pop Art, además de las imágenes victorianas o las viñetas de los cómics underground de Robert Crumb y las recargadas ilustraciones de Rick Griffin.


Portada de Forever changes, del grupo Love.
Psicodelia en estado puro en la portada de Forever changes, de Love.


Portadas de albumes del grupo Cream.

  • Fotos polarizadas, posterizadas, distorsionadas, hipersaturadas… colores como vibraciones y letras como jeroglíficos.

Beatles, primero


La meca del arte psicodélico más atrevido era la ciudad californiana de San Francisco, que albergaba, además de los "veranos del amor", el Bill Grahan Filmore West, donde se celebraban habitualmente los conciertos de grupos como Greateful Dead, Jefferson Airplane, Cream, Jimmy Hendrix o Cannet Heat.

Sin embargo, fueron los Beatles, desde Inglaterra, los que adelantaron en el mercado discográfico, algunos de estos rasgos gráficos en sus discos entre 1965 y 1968. Así, en Rubber Soul ya se observa la distorsión, tanto de la foto del grupo como de las letras del título del álbum. En los dos años siguientes el despliegue imaginativo de Revolver, Sgt. Pepper´s y Yellow Submarine revolucionaron de forma meteórica y definitiva el lenguaje gráfico de las portadas de los discos, proponiendo alternativas visuales muy diferentes a las habituales hasta ese momento.


Cartel anunciador de concierto en el Filmore. Diseño de Wes Wilson.

Hipgnosis


El grupo británico Pink Floyd, emblema y paradigma de la música psicodélica en sus primeros años, con álbumes como A Saucerful of Secrets (1968), More (1969), Ummagumma (1969) o Atom Heart Mother (1970), supo sugerir y presentar ese universo de sensaciones y atmósferas en el diseño de las cubiertas de sus álbumes, que ya iban mucho más allá de la composición de su portada.

Esos hallazgos fueron gracias al estudio gráfico Hipgnosis, que –con sus trabajos creativos realizados para distintos grupos musicales– consiguió distanciarse de las habituales convenciones, pronto convertidas en tópicos expuestos hasta la saciedad por la publicidad y los medios de comunicación de la época, que utilizaba este lenguaje gráfico como recurso para dirigirse a un público juvenil e “inconformista”.


El fin de estos excesos gráficos psicodélicos comenzó a adivinarse con la aparición del denominado  Álbum Blanco de los Beatles a finales de 1968. El diseño de su portada y del conjunto de las cubiertas de estos dos elepés era totalmente blanco; sólo se podía leer en caracteres reducidos: The Beatles. Era obra del artista británico Richard Hamilton, en aquel momento ya consagrado bajo la cotizada etiqueta de Pop Art.

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